Un auténtico monumento natural

El terreno al que pertenece la localidad es de la Era Terciaria, del periodo Jurásico. Dominan las calizas compactas, las margas, arcillas y areniscas. El Tajo es un auténtico monumento natural por sus valores científicos, culturales y paisajísticos.

Se encuentra en la calle Cuevas, precisamente por las que antiguamente existían, que eran utilizadas como viviendas. En los años treinta del siglo XX, las casas cueva se vieron afectadas por desprendimientos, quedando sepultadas.

El muro de contención de la calle Elvira es obra de Domingo Sánchez Velasco y se construyó en 1930 por la cantidad de 3.000 pesetas.

La piedra que aflora a un lado y otro del curso del río Frailes son tobas calcáreas o travertinos. Se trata de rocas sedimentarias calcáreas con un aspecto rico en alvéolos o agujeros de todos tamaños y formas, de color grisáceo amarillento, y se suelen formar a la salida de los cursos de agua. Son material ligero y aislante para la construcción y fácil de cortar, tanto es así que, las familias humildes, ahuecaron el Tajo construyendo sus hogares. De aquellas construcciones sólo nos queda un bar muy conocido, que se nomina ‘La Cueva’. El Ayuntamiento promovió la iluminación de la piedra en 2005.